MUSEO VIRTUAL DE

 

HISTORIA DE LA MASONERÍA

   

     PROBLEMAS EN LA INVESTIGACIÓN MASONOLÓGICA

En torno al objeto de estudio

Tal vez podría afirmarse que el neologismo “Masonología” no es el más adecuado para denominar esta relativamente nueva disciplina científica perteneciente al campo de las Ciencias Sociales y Humanas. Sin embargo conviene acotar de alguna manera el campo de su competencia epistemológica para poder ajustar su aparato teórico – incluyendo la definición de su objeto de estudios – pues si bien a primera vista dicho objeto sería obviamente “la Masonería” los límites del mismo son, muchas veces, sumamente difusos y pueden inducir a error a muchas personas, incluidos no pocos estudiosos del tema. Como ejemplo sencillo y claro podemos citar las reiteradas confusiones que, en ciertos medios y en ciertos investigadores, aún con formación académica, suelen producirse entre los conceptos de “Masonería” y “Secta’’. Se puede rastrear con relativa facilidad cuál es el origen de este error tan típico, pero otros casos no son tan fáciles de dilucidar. En efecto, si tomamos, por ejemplo, las tan conocidas categorías de “Masonería Aceptada” y “Masonería Especulativa” observamos que, muy a menudo, son utilizadas como sinónimos aún en estudios especializados debidos a la autoría de investigadores del tema. Sin embargo, un análisis conceptual más profundo nos mostrará las diferencias que existían entre los miembros Operativos y los miembros Aceptados de las Logias de antaño y las diferencias entre estos últimos y los miembros Especulativos a los cuales, tal vez, sería más apropiado denominar “ Modernos”.

Por otra parte, aunque parezca superfluo y excesivo, el propio concepto de “Masonería” exige un análisis y una definición (operacional) que no siempre se observa en los estudios e investigaciones especializados en los cuales se da por sentado que dicho concepto es unívoco y que todos los interesados, legos y colegas, coinciden en su significado. Nada más lejos de la realidad. Muchas veces se ha confundido grupos e instituciones de las más diversas cualidades con Logias u Obediencias Masónicas solamente por mantener una actitud liberal ante ciertos temas, por ser laicistas o por poseer cualquier otro rasgo distintivo que, a libre juicio del autor, es razón suficiente para calificarlas de “masónicas”. Tal es el caso del Rotary Club, de la Cruz Roja, los Boys-Scouts o de tal o cual partido político liberal o laicista. Es perfectamente posible admitir que ciertas que ciertas asimilaciones, tales como “Liberalismo” y “Masonería” por ejemplo, sean correctas en determinadas épocas y países lo cual no significa que dichas relaciones sean universales y permanentes en su validez. Sin embargo, esto es lo que ha ocurrido y ocurre aún en ciertos estudios. La hipótesis anterior implicaría que la Masonería de los siglos XV y XVI, por ejemplo, sería liberal y laicista lo cual constituye un flagrante anacronismo ¿Será entonces que la Masonería a estudiar tuvo su origen el 24 de Junio de 1717 en Londres, con la fundación de la Grand Lodge? Esto cerraría bastante la brecha cronológica “Masonería-Laicismo” antes aludida pero dejaría fuera del objeto de estudio, por razones de tiempo, a la Masonería Operativa en bloque y a buena parte de la Masonería Aceptada. Todo esto nos reconduce a la necesidad de definir claramente los límites conceptuales del objeto a estudiar.

A modo de ejemplo, podríamos considerar que el objeto de estudios – “la Masonería” antes aludida – podría ser acotado por otras dos categorías que lo delimiten y además estudien ciertas agrupaciones que, sin ser estrictamente masónicas, se asemejan exteriormente provocando diversas confusiones tanto a los investigadores como al público en general. En efecto, considerar que existen agrupaciones “para-masónicas” y “pseudo-masónicas” amplía considerablemente el panorama objetivo de los estudios y permite deslindar ciertos grupos sociales (como los fundados por masones, con un elevado número de miembros masones o desarrollando tareas concomitantes filantrópicas, sociales, caritativas, etc.) los cuales, por definición, están excluidos del objeto de estudio y constituyen las antedichas agrupaciones “para-masónicas” las cuales carecen de toda cualidad masónica. Por su parte, las agrupaciones “pseudo-masónicas” serían todas aquellas que, de algún modo, imitan a la Masonería sobre todo en sus aspectos rituales y en la utilización del simbolismo. Resulta suficientemente claro que estas agrupaciones “para-masónicas” son la resultante de la actividad de cenáculo ocultistas que, por lo general, imitan ciertas formas masónicas de organización y de enseñanza aplicándolas, por lo general, a la difusión de las más variadas “doctrinas secretas” y restantes exotismos neoespiritualistas. Esta cuestión de la existencia de grupos “para” y “pseudo” masónicos no es una cuestión menor y restringida cuyos ejemplos se limitan a nuestro tiempo; recordemos, por ejemplo, la existencia de los Iluminados de Baviera, fundados por Adan Weishaupt, alumno del colegio jesuita de Ingolstadt, quienes fueran largamente confundidos con la Masonería sobre todo por suscriptores de la “teoría conspirativa” de la historia tales como los abates Barruel y Lefranc y que constituye uno de los ejemplos más claros de grupos “pseudomasónicos” creados a imitación de la auténtica masonería.

Todas las observaciones anteriores apuntan a señalar la importancia de definir con exactitud los límites del objeto de estudio. Esta cuestión reviste una importancia – no menor – pues toda vez que este requisito, propio del método científico, no es tenido en cuenta o fue incorrectamente aplicado, los resultados de los estudios o investigaciones en cuestión estarán inevitablemente viciados por el hecho de haber aplicado categorías improcedentes las cuales, por ser tales, recogen o analizan datos incongruentes con el objeto de estudio.

Estas reservas no se aplican únicamente al concepto de “Masonería” sino que también ocurre en muchos otros casos como, por ejemplo, con el término “logia” el cual, a su vez, ha sido utilizado antojadizamente para designar cualquier grupo más o menos discreto que, a juicio del autor, desee ocultar en todo o en parte los fines que se propone obtener. Por supuesto que este término se ha aplicado, principalmente, al terreno político donde además hemos visto acuñar el neologismo “logista” (valga la consonancia ...) para designar al supuesto miembro de alguna supuesta “logia”. ...

Finalmente, a modo de reflexión sobre esta cuestión específica, concluyamos que, en definitiva, el hecho de contar con mayor o menor cantidad de miembros masones en sus filas no confiere la cualidad masónica a un grupo social cualquiera y menos aún el simple hecho de manifestar tal o cual tendencia filosófica, social o política supuestamente considerada como “masónica”, reservando únicamente para el ritual iniciático la capacidad de conferir dicha cualidad.

Apuntes Metodológicos

La cuestión metodológica, por su complejidad, merece también detenidas consideraciones. En términos generales, la Masonología científica, de hecho, utiliza ampliamente los métodos y las técnicas de investigación comunes a las ciencias sociales ya establecidas y con un “status” epistemológico definido y no es incorrecto que así lo haga. Sin embargo, a medida que su sistema teórico – conceptual se enriquece y desarrolla, necesaria y paralelamente deberá crear instrumentos de recolección, de ordenamiento y análisis de datos apropiados para su campo de estudios. Evidentemente, la primera etapa metodológica - la actual - corresponde a la adaptación de los métodos de otras ciencias sociales (sociología, historia, filosofía, economía, psicología, etc.) para aplicarlos al estudio del objeto. Por esta causa, estos estudios no serán sino una sociología, una historia, una filosofía, etc. de la Masonería. Pero forzosamente, en un futuro que esperamos no muy lejano, deberán diseñarse métodos propios y específicos para los estudios masónicos con sus categorías, escalas y sistemas clasificatorios particulares. Resulta sencillo comprender como los métodos de la ciencia histórica pueden aplicarse, por ejemplo, al estudio de la influencia masónica en la lucha por la libertad de prensa o por la institución de registros civiles en ciertos países y en determinadas épocas pero no lo resultará tanto diseñar una encuesta dirigida a los miembros de logias masónicas para recabar opiniones sobre cuáles deben ser las relaciones entre una Gran Logia y un Supremo Consejo del Grado 33... Los métodos empíricos ofrecen algunos inconvenientes para su aplicación debido a las peculiares características del fenómeno masónico, el cual no es de fácil acceso para encuestas y entrevistas debido a la proverbial discreción que rodea al mismo. Sin embargo, nunca debe olvidarse que la ciencia – toda ciencia que se precie de tal – puede y debe dar respuesta a las necesidades de conocimiento teórico en todas las áreas relevantes para el ser humano y consecuentemente mejorar los instrumentos de investigación existentes o bien crear nuevos donde los ya probados se han revelado como ineficaces. El naciente campo de la Masonología científica aguarda los desarrollos teóricos indispensables que nos ahorren “los titubeos del empirismo”, como decía Alec Mellor, al mismo tiempo que permitan y promuevan la creación de métodos y técnicas de investigación novedosos y apropiados.

Nuevas Perspectivas

Los estudios masónicos han logrado un “status” académico propio e inobjetable en muchas universidades y centros de investigación europeos y americanos. Sin embargo, en muchos países, este desarrollo todavía dista mucho de ser una realidad, muchas veces por prejuicios ocasionados por pasados enfrentamientos y por enconos de antaño. Tal vez sea interesante señalar que tales prejuicios y enconos provienen, quizás, con mayor intensidad del campo político que del religioso contrariamente a lo que podría suponerse.

El conocimiento vulgar apela a la comparación, legítima en su nivel, como medio de aproximación al fenómeno masónico y la emplea utilizando como términos de comparación a otros fenómenos ya conocidos los cuales, inevitablemente, han sido o bien un partido político o bien la Iglesia. Como resultado de este procedimiento (válido, lo repetimos, para el conocimiento popular pero inválido como conocimiento científico) se ha asimilado a la Masonería a un gigantesco partido político internacional operando aquí y allá según intereses y prioridades desconocidas para el gran público o bien como una Iglesia o contra-Iglesia “oculta” ejerciendo una mística maléfica con el objetivo siniestro de dominar al mundo. Demás está decir que estas concepciones no son ajenas a la “teoría conspirativa de la historia” según la cual todos los acontecimientos nefastos que han ocurrido, ocurren y ocurrirán, en el mundo obedecen a un solo y único poder mundial maléfico. Si por algo se distingue la mentalidad antedicha es por su tenacidad para no reconocer hechos que contravengan lo que es considerado una “verdad” tan obvia que no necesita demostración alguna. Así, los que consideran a la Masonería como un supra-partido político internacional, siempre encontrarán una explicación adecuada cuando se los enfrente con hechos como que, por ejemplo, los participantes del “Boston Tea Party” y los principales líderes de las trece colonias que encabezaron la revolución norteamericana eran masones que fueron enfrentados y reprimidos sangrientamente por ejércitos de “casacas rojas” comandados ... también por masones pertenecientes a las Logias militares del Imperio inglés; o que la revolución militar chilena que derrocó al masón Salvador Allende estaba comandada por el masón Augusto Pinochet... Por su parte, aquellos que se consideran como hábiles en el conocimiento de la cuestión masónica y estiman que la Masonería constituye una suerte de “Iglesia” opuesta a la Católica les resultará  muy difícil – por no decir imposible – aceptar que la Masonería no posee una conducción única a nivel mundial, una suerte de “Papa” de la Masonería; de este modo, el concepto de Potencia u Obediencia masónica difícilmente encajará en la estructura de sus “conocimientos” o sus prejuicios. Otra confusión muy común en la que caerán es la referida a un Rito y a una Obediencia pues sus jurisdicciones a veces y otras veces no. Además, es necesario reconocer que ciertos conceptos varían y sufren modificaciones; así, se consideraba que una Gran Logia era una Obediencia o Potencia masónica que practicaba únicamente un Rito Masónico (p.ej.: el Escocés Antiguo y Aceptado) y un Gran Oriente era una Obediencia que practicaba, en su seno, varios Ritos diferentes (p.ej.: Escocés Antiguo y Aceptado, Moderno y Escocés Rectificado) pero, últimamente han surgido Grandes Logias que incluyen varios Ritos diferentes en su seno. En estas cuestiones y en muchas otras más los aportes científicos son invalorables pues ayudan a clarificar concepciones erradas que distorsionan la correcta apreciación de un fenómeno particular que ayuda a comprender muchos aspectos de la historia, la cultura y la sociedad actuales.

  Dr. Jorge Francisco Ferro, "Objeto, métodos y perspectivas de la masonología científica", en La masonería española en el 2000: una revisión histórica, coord. por José Antonio Ferrer Benimeli, Segovia, 2001, Vol. 2,  pp. 981-992.

     
     

    

          
           
            
  

 

 
 

 

             
  

IR A PÁGINA PRINCIPAL